Por: Juan Manuel Esquivel Gutierrez

Tras trece temporadas de éxitos, Luka Modrić no renovará su contrato con el Real Madrid, marcando el fin de una era espectacular en el club.

Desde su llegada al Real Madrid en 2012, Luka Modrić se convirtió en mucho más que un jugador de fútbol. Originario de Croacia y con un inicio algo turbulento debido a las críticas, Modrić no solo silenció a sus detractores, sino que se erigió como uno de los mediocampistas más influyentes del mundo. Su técnica, visión de juego y liderazgo silencioso lo han convertido en un ícono no solo para el club sino para el deporte en general.

Modrić acumula un palmarés envidiable con el Real Madrid, incluyendo 5 Champions League y 4 Ligas, entre otros 28 títulos que lo convierten en el futbolista más laureado del club. Su impacto va más allá de los trofeos; Modrić ha sido fundamental en momentos clave, destacando en la era de las tres Champions consecutivas bajo la dirección de Zinedine Zidane. Su capacidad para controlar el ritmo del juego y su compromiso con el equipo son legendarios.

El punto culminante de su carrera llegó en 2018 cuando ganó el Balón de Oro, interrumpiendo el dominio de una década de Messi y Cristiano Ronaldo. Ese año también lideró a Croacia a la final del Mundial, mostrando su calidad y resistencia en el escenario más grande. Estos logros subrayan no solo su habilidad sino también su carácter y liderazgo dentro y fuera del campo.

La partida de Modrić no es solo la pérdida de un gran jugador, sino el fin de una era para el Real Madrid. Su influencia en el campo y su presencia en el vestuario serán difíciles de reemplazar. Mientras el club mira hacia el futuro, el legado de Modrić permanecerá como un estándar de excelencia y compromiso. Su adiós es un momento significativo no solo para el Real Madrid, sino para el fútbol mundial, dejando una huella imborrable en la historia del deporte.