Por: Miguel Angel Trujillo

El mundo católico celebra la designación de Robert Prevost como Papa León XIV, quien además revela su pasión por el tenis, un deporte que practicó durante años en Perú.

El 8 de mayo de 2025 marcó un hito en la historia de la Iglesia Católica con la proclamación de Robert Prevost, originario de Chicago y con una extensa carrera pastoral en Perú, como el nuevo Papa León XIV. Este evento no solo destaca por la continuidad espiritual tras el pontificado de Francisco, sino también por una revelación que ha captado la atención de muchos: su amor por el tenis.

Prevost, quien dedicó más de dos décadas al servicio religioso en la ciudad de Chiclayo, Perú, no solo se destacó por su labor pastoral, sino también por su afición al tenis. “Me considero un gran aficionado al tenis”, expresó León XIV, rememorando los días en que podía intercambiar raquetazos en la cancha como una forma de desconexión y esparcimiento.

Durante su tiempo como arzobispo en Perú, Prevost encontraba momentos para practicar este deporte, manteniendo así un estilo de vida activo y saludable. “El arzobispo jugaba con entusiasmo, aunque no era profesional, pero lo disfrutaba mucho”, comentó un colaborador cercano de su equipo pastoral en Chiclayo.

A pesar de que su nuevo rol como líder de más de mil millones de católicos sugiere un cambio drástico en su rutina diaria, la pasión de Prevost por el tenis ha generado una ola de simpatía y admiración entre los fieles y aficionados al deporte. Esta faceta personal del Papa demuestra que incluso las figuras más influyentes del mundo religioso tienen intereses y pasiones que los humanizan y acercan a sus seguidores.