miércoles, 7 mayo 2025
Por: Bryan Steven Cardona Ciceri
Un reciente naufragio mortal en la frontera marítima de San Diego destapa el creciente flujo de migrantes que optan por el mar para entrar a EE.UU.
La frontera entre Tijuana y San Diego, conocida por ser un punto crítico en la migración irregular, ha visto un cambio significativo en su dinámica. Tradicionalmente dominada por cruces terrestres, ahora se observa un incremento en el número de intentos de cruce por mar. Este cambio se atribuye al endurecimiento de las políticas migratorias y al cierre de fronteras implementados durante la administración de Donald Trump, que han empujado a los migrantes a buscar rutas alternativas, aunque más peligrosas.
"Estamos interceptando a más personas cada día", declaró un portavoz de la Guardia Costera de EE.UU., reflejando la preocupación por el aumento de actividades de contrabando humano en pequeñas embarcaciones como pangas y botes. Este método de cruce no solo es riesgoso, sino que también ha resultado en múltiples tragedias, incluyendo el reciente naufragio que costó la vida a varios migrantes.
El perfil de los migrantes también ha cambiado. Si bien hace una década la mayoría eran mexicanos, ahora se encuentran personas de diversas nacionalidades, incluyendo chinos, rusos y vietnamitas, así como un número creciente de centroamericanos. Este cambio refleja un fenómeno globalizado de migración, donde las redes de contrabandistas se expanden y diversifican para incluir rutas marítimas que conectan distintos continentes con la frontera estadounidense.
Además, las autoridades han notado un cambio en el tipo de embarcaciones utilizadas. Según el capitán Jason Hagen del Distrito 11 de la Guardia Costera de EE.UU., "ahora vemos menos jet skis y más embarcaciones de recreo y pangas, que pueden transportar a más pasajeros". Este cambio en la logística del contrabando humano no solo aumenta el riesgo de incidentes mortales, sino que también plantea nuevos desafíos para las operaciones de rescate y control de la Guardia Costera.
Este fenómeno subraya la desesperación y los riesgos extremos que enfrentan los migrantes en su búsqueda de una vida mejor. A medida que las rutas terrestres se vuelven más vigiladas y restrictivas, el mar se presenta como una alternativa peligrosa pero persistente, evidenciando la necesidad de abordar las causas fundamentales de la migración y buscar soluciones humanitarias que prevengan futuras tragedias.
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