Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera

En un trágico desenlace, Lizeth Juliana Monroy halló el cuerpo sin vida de su hijo, David Nocua, en una zona boscosa de Usme, tras ser reportado como desaparecido.

El jueves 8 de mayo de 2025, la comunidad de Usme, al sur de Bogotá, se vio sacudida por la noticia de la desaparición de David Nocua, un menor de 14 años. Su madre, Lizeth Juliana Monroy, reportó su ausencia a las autoridades, iniciando una búsqueda frenética que culminaría de manera desoladora dos días después.

Lizeth, destrozada pero determinada, encontró a su hijo en una área cercana al río Tunjuelito, en el barrio Miravalle. La Policía Nacional, bajo la dirección del teniente coronel Norberto Caro, confirmó el hallazgo y aseguró que el caso había sido transferido a las autoridades judiciales para una investigación exhaustiva. Recientes revelaciones incluyen un video que muestra los últimos momentos de David, lo que podría ser clave para resolver el caso.

El sábado 10 de mayo, la escena que Lizeth encontró fue desgarradora. Según declaraciones, la exnovia de David proporcionó información que sugiere un acto de extrema violencia, describiendo el evento como "con sevicia". Este testimonio ha provocado un torrente de especulaciones y demandas de justicia por parte de la comunidad.

Este caso no solo ha conmovido a los residentes de Bogotá, sino que ha puesto en tela de juicio la efectividad de las respuestas institucionales ante desapariciones de menores. La valentía de una madre contrasta dramáticamente con la percepción de una burocracia lenta. Mientras las investigaciones continúan, la sociedad clama por respuestas rápidas y transparentes para evitar futuras tragedias de esta naturaleza.