Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera

El cónclave en la Capilla Sixtina sigue sin decidir al sucesor de Francisco, con 133 cardenales votando en busca de consenso.

El mundo católico sigue expectante mientras 133 cardenales, reunidos en la histórica Capilla Sixtina, continúan el proceso para elegir al nuevo líder espiritual tras la muerte de papa Francisco. Desde el miércoles, el sagrado ritual ha visto pasar varias rondas de votaciones, cada una marcada por la salida de humo negro desde la chimenea de la capilla, señal de que aún no se alcanza un acuerdo.

Los cardenales, todos menores de 80 años, participan en un proceso que requiere una mayoría de dos tercios para la elección del nuevo pontífice. Este jueves, la tensión aumenta con cada votación fallida, mientras la comunidad global aguarda el humo blanco, símbolo de que un nuevo papa ha sido elegido. Este evento no solo es crucial para la Iglesia católica sino que también captura la atención de millones alrededor del mundo.

El procedimiento del cónclave es riguroso y se mantiene en estricta confidencialidad. Los cardenales están completamente aislados del exterior durante el proceso, sin acceso a medios de comunicación o contacto externo, asegurando que su decisión sea tomada sin influencias externas. Cada votación es seguida por la quema de las papeletas, produciendo el famoso humo que informa al mundo el resultado.

La elección de un nuevo papa es siempre un momento de gran importancia y especulación. Este año, el contexto de la elección es particularmente significativo, dado el legado complejo y reformista de Francisco. Los desafíos que enfrenta la Iglesia, desde cuestiones de modernidad hasta problemas internos, hacen que la decisión de los cardenales sea aún más crítica. El mundo espera, mirando cada señal de humo, reflexionando sobre el impacto que el nuevo líder tendrá en la dirección futura de la fe católica.